6M. Gladys Marín, la huella de una imprescindible

Dedicó su vida a la defensa de las y los trabajadores, de los derechos humanos, de las mujeres y de la democratización del país. En el exilio trabajó incansablemente por denunciar la brutalidad de la dictadura civil-militar y por formar un frente amplio antifascista. Retornó clandestinamente a Chile en 1978, participando en la organización de la resistencia y combate a la dictadura mediante la Política de Rebelión Popular de Masas.Fue la primera mujer secretaria general y presidenta del Partido Comunista de Chile y, junto con ello, fue también la primera mujer en ser candidata a la Presidencia de la República de nuestro país. Asimismo, presentó la primera querella criminal contra el dictador Augusto Pinochet. Tras una dura batalla contra el cáncer, Gladys Marín falleció el 6 de marzo de 2005, recibiendo uno de los homenajes más grandes de la historia de Chile. 

Úrsula Fuentes Rivera. Periodista. “El Siglo”. 5/3/2024. A la 1:00 de la madrugada del domingo 6 de marzo de 2005, a pocas horas de haber entrado en estado de coma, fallece Gladys Marín Millie en su casa en Lo Cañas (comuna de La Florida), tras librar por casi un año y medio una dura batalla para superar el cáncer que la afectaba.

Sus restos fueron trasladados entre una impresionante cadena humana que se extendió desde su hogar hasta el Salón de Honor del Congreso Nacional sede Santiago. Allí tuvo lugar un velatorio multitudinario. Cientos de miles de personas hicieron largas filas para rendirle un homenaje en representación de trabajadores, mujeres, pobladores, profesionales, jóvenes, artistas eintelectuales de todo el país. Delegaciones extranjeras trajeron el saludo y las condolencias y la solidaridad de los pueblos hermanos de Latinoamérica y el mundo. El Gobierno de Ricardo Lagos decretó dos días de duelo nacional.

Un periódico la llamó “La roja de todos” y para muchos este homenaje final fue como retroceder en la historia, entrar en un túnel del tiempo, de camisas rojas amaranto, cánticos y consignas. El rostro de Gladys se multiplicó en cientos de chapitas, banderas, afiches y cintillos.

El martes 8 de marzo de 2005 cerca de un millón de personas que la sintieron suya, tanto gente sencilla como personalidades, la acompañaron en su última marcha, reconociendo con ello la lucha que Gladys dio durante casi medio siglo por sus ideales y principios de libertad, democracia y justicia social.

Entre la multitud, cantores populares interpretaron canciones para Gladys, que la larga columna que desfiló desde el centro de Santiago hasta el Cementerio General en Recoleta tarareó a la par de la consigna “Mil veces venceremos”. Desde oficinas públicas trabajadores sacaron sus pañuelos para despedir a Gladys y papeles picados cayeron lentamente de los edificios.

De Curepto a la Gran Capital

Gladys del Carmen Marín Millie nació el 16 de julio de 1941 en Curepto, una localidad agraria de la Región del Maule, cercana a Curicó. Hija de Adriana, profesora primaria, y Heraclio, campesino y administrador de un club social. Cuando aún no cumplía 2 años, sus padres comenzaron a tener problemas de convivencia que finalmente redundaron en la separación. Doña Adriana debió hacerse cargo de sus cuatro hijas y en 1945 se trasladó junto a ellas a la localidad de Sarmiento y luego a Talagante. Para poder proseguir con su trabajo de profesora, integró a la familia a Ofelia Hernández Concha, quien la ayudó en la crianza de las niñas; luego criaría a los dos hijos de Gladys. Ella la llamaba “mi nana”.

El dato que Gladys naciera en un hogar controlado por su madre y poblado por otras mujeres no fue menor, por lo que el tema de la mujer estuvo presente en sus inquietudes. Al respecto, señaló que “ser mujer en todos los espacios y no morir en el intento vale la pena (…) por eso cuando logramos combinar consciencia de clase con consciencia de género, nuestras condiciones son potentes. Mi postura no tiene nada que ver con aquellas mujeres que arguyen su situación de género para ocupar cargos por discriminación positiva. Asumo el tema de género, de la discriminación de la mujer, como un componente esencial ideológico que en estos nuevos tiempos debe enriquecer las concepciones marxistas, socialistas y revolucionarias[1].

A los 11 años, Gladys Marín se fue con sus hermanas a Santiago, a vivir en una pensión en Recoleta, para estudiar en el Liceo N°5 de Niñas. Luego fue becada por la “Liga de Estudiantes Pobres” para estudiar en la Escuela Normal N°2. Ahí conoció a su gran amiga Marta Fritz, cómplice de aventuras, con quien salía a recorrer el barrio.

Desde muy joven Gladys tomó partido por los más pobres y manifestó su innata preocupación por los problemas sociales que éstos enfrentan. Participó activamente en movimientos juveniles cristianos -llegando a ser presidenta de la Acción Católica- y en campañas de alfabetización en sectores poblacionales del Gran Santiago.

La rosa roja de Chile

En la Escuela Normal Gladys comienza a asistir a reuniones de la Federación de Estudiantes Normalistas. Allí conoció a Rosendo Rojas, dirigente de las Juventudes Comunistas (JJCC). Un día le propusieron ingresar a la “Jota”, lo que ella, con 16 años de edad, aceptó sin vacilar. En 1957 fue elegida presidenta de la Federación de Estudiantes Normalistas y recibió su título de profesora básica con mención en Educación Diferencial. Ejerció como maestra en la Escuela Nº130 para niños en situación de discapacidad mental, que funcionaba al interior del Hospital Psiquiátrico, en la avenida Santos Dumont.

Luego fue dirigenta de la Unión de Profesores de Chile, integrante de la Comisión Femenina del Comité Regional Capital de las Juventudes Comunista y representó a la Central Única de Trabajadores (CUT) en un encuentro femenino en Buenos Aires.

“Como en el caso de muchas familias chilenas, mi mamá era católica en el fondo, aunque no se enseñaba la fe en la casa. Yo creo que fui católica por ser de pueblo chico. ¿Qué hacías en Talagante?: ibas a misa los domingos y te paseabas por la plaza para mirar a los cabros, para pololear. Era la costumbre, así ha sido la fe religiosa durante mucho tiempo en este país, es parte de la vida (…). Cuando estudié en Santiago, en la Escuela Normal, iba a la calle Cienfuegos donde estaba la Juventud Católica. Iba más por un sentido social, ya que no me tomó la cosa mística (…) Esto cambió de forma natural, cuando me hablaron de comunismo y de que podía hacer una sociedad distinta (…). Los jóvenes del liceo Valentín Letelier, que estaba frente a la Escuela Normal, llevaron unos volantes que hablaban de una huelga y a mí me interesó. Y empecé a descubrir a la gente obrera con conciencia. El que me vendía el diario en la esquina, el cojo Díaz, era un gran comunista. Yo me deslumbré con los obreros ilustrados que me enseñaban. Eran los tiempos democráticos de este país, de la sensibilidad social: los poetas, los escritores, los intelectuales, todos estaban motivados por las huelgas, por la solidaridad. Ahí me motivó empezar a tener conocimiento de la historia (…) Tenía muchas inquietudes que me las canalizó muy bien el ideario del PartidoComunista. Por eso mi identificación con él es muy fuerte. Más que un partido, somos un movimiento de ideas de humanidad, eso es lo que somos”[2].

En 1960 es elegida miembro del Comité Central de las JJCC. Su actividad con los pobladores de los sectores más desposeídos de Santiago es intensa, participando en tomas de terrenos que dieron origen a poblaciones como La Victoria, Pablo Neruda y Herminda de la Victoria, entre otras.

En medio de esas luchas conoce al ingeniero civil y miembro del Comité Central del Partido Comunista, Onofre Jorge Muñoz Poutays. “Nos conocimos caminando por la Población La Victoria cuando recién había sido la toma (…) él era estudiante de ingeniería, yo de la Escuela Normal y me enamoré de Jorge porque era un hombre de un corazón enorme y de gran ingenuidad en la vida”, señalaría Gladys[3].

 

De esa unión nacen sus dos hijos, Rodrigo y Álvaro. Tras la asonada golpista de 1973, Jorge Muñoz fue detenido por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) en 1976, desconociéndose hasta hoy su paradero y engrosando la lista de detenidos desaparecidos de nuestro país.

Gladys Marín integró la Dirección del Comando Juvenil de la campaña presidencial de Salvador Allende en 1964, en la cual se dio origen al movimiento muralista juvenil, a la creación del histórico movimiento de la Nueva Canción Chilena y a las campañas de trabajo voluntario a lo largo de Chile,

En 1965, tuvo lugar la VI Conferencia Nacional de las Juventudes Comunistas. El secretario general de la “Jota”, Mario Zamorano, fue promovido al Partido y Gladys Marín pasó a ser la máxima autoridad de las Juventudes Comunistas. Como secretaria general de las Juventudes Comunista, Gladys desempeñó un destacado papel en la organización de las dos grandes marchas de Valparaíso a Santiago en solidaridad con Vietnam, en 1967 y 1969, y contribuyó de manera preponderante en el comando juvenil de la campaña presidencial de 1970 de Salvador Allende, que culminó con su elección como mandatario.

En 1965 fue elegida diputada por el Segundo Distrito de Santiago, que estaba formado por entonces por las comunas de Renca, Conchalí, Recoleta, Independencia, Colina, Tiltil, Talagante, Curacaví, Quinta Normal y Barrancas (actual Pudahuel).En las elecciones parlamentarias 1969 volvió a ser electa diputada por el Segundo Distrito, al igual que en los comicios parlamentarios de marzo de 1973, en los que fue elegida con una alta votación.

Durante el período en que Gladys encabeza las juventudes comunistas, se desarrolla un fuerte movimiento estudiantil bajo la consigna de la Reforma Universitaria. Es en ese período en que el Comité Central resuelve lanzar como símbolo de la Jota la camisa amaranto.

Exilio, clandestinidad y resistencia

En agosto de 1973, Gladys asiste al Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, celebrado en Berlín, República Democrática Alemana, en el que denuncia la intromisión de Estados Unidos en Chile, que creaba las condiciones para una asonada golpista.

Gladys regreso dos días antes de que se desatara esa tragedia y el 11 de septiembre 1973, cuando se inicia el golpe civil-militar, el bando N°10 pone a Gladys entre las 100 personas más buscadas por la Junta Militar y la conmina a entregarse antes de las 16.30 horas del mismo día 11. Gladys pasa a la clandestinidad y en diciembre de 1973, por decisión del PC y en contra de su voluntad, se asila en la embajada de Holanda en Santiago, donde permaneció ocho meses debido a que la Junta Militar le negaba el salvo conducto.

Una vez en el exilio, Gladys asume tareas de solidaridad con la causa chilena. Recorre distintos lugares denunciando los crímenes de la dictadura de Augusto Pinochet.

En mayo de 1976 cae detenido en Chile su marido, Jorge Muñoz. Ella conoce la noticia mientras se encuentra en Costa Rica en actividades de solidaridad con Chile. Hasta ahora no se conoce el paradero de Jorge, ni el de los otros integrantes de la Dirección clandestina del Partido Comunista, detenidos junto a él en la operación que se conoce como “Caso Calle Conferencia”.

Al inicio de 1978 regresó clandestina al país y encabezó la dirección interna del PC hasta el XIX Congreso clandestino, realizado en San Sebastián, en mayo de 1989. Participó en la organización de la resistencia y combate a la dictadura con la implementación y desarrollo de la Política de Rebelión de Masas, línea estratégica asumida oficialmente por el Partido Comunista en 1980, que consistía en tomar una ofensiva contra el régimen de Pinochet a través de diversas manifestaciones directas: protestas, cortes de luz, explosiones, lucha callejera y armada.

“Volví en 1978, cuando estaba en pleno desarrollo la Operación Cóndor (…) Yo era la primera persona de la dirección del partido que volvía clandestina, nadie sabía que yo venía. Y los compañeros que antes habían llegado para montar una red para que yo pasara por Argentina, cayeron, son desaparecidos (…)”, recordó Gladys Marín[4], quien al tanto de los pormenores y riesgos de la operación, transformó su figura y forma de hablar, se hizo pasar por española y su rostro hacía gala de una serie de accesorios que ocultaban su verdadera identidad. De hecho, no pudo ni siquiera reencontrarse con sus hijos. Durante muchos años ellos siguieron creyendo que estaba fuera del país. Marta Fritz sabía la verdad, pero era muy peligroso compartir la noticia. El reencuentro -que tuvo lugar en Bariloche, Argentina en diciembre de 1986- se gestó por la presión de los mismos hijos.

Fin de la Clandestinidad

En enero de 1990 Gladys Marín dejó la clandestinidad. Durante un acto del Partido Comunista realizado en el Estadio San Laura, Gladys Marín reapareció públicamente como única oradora, luego de años de clandestinidad. Su discurso consideró varios puntos, entre ellos, su apoyo al retorno a la democracia y la lucha por esclarecer los crímenes del terrorismo de Estado en Chile. Después de señalar las tareas relacionadas con la libertad de los presos políticos, la líder comunista anunció la legalidad del partido: “Terminó para nosotros la negra noche de la dictadura”.

En 1994 Gladys Marín fue elegida secretaria general del Partido Comunista, siendo la primera mujer en ocupar el cargo más importante de esa colectividad. Desde ese rol Gladys fue la cara visible que se atrevió a desafiar al poder. En el marco de una manifestación conmemorativa del 11 de septiembre, en 1996, y que fue brutalmente reprimida, Gladys interpeló a Pinochet tratándolo de cobarde y asesino y que debía ser juzgado, lo cual generó un gran revuelo.

La reacción del Ejército no se hizo esperar. Fue querellada por “injurias y calumnias”, perseguida y acosada a través de los organismos de Inteligencia que aun operaban en las sombras. Finalmente, luego de un operativo desarrollado por la Policía de Investigaciones, Gladys Marín fue conducida a la Cárcel de Mujeres de San Miguel, Santiago. Siete días después recuperó su libertad gracias a la solidaridad de sus compañeros y compañeras que se manifestaron día y noche en las afueras del recinto penal. De cierta forma contó también con el apoyo de algunos miembros de la política concertacionista, para la cual no se veía correcto que “en plena democracia” siguieran ocurriendo detenciones ordenados por el Ejército de Chile.

La primera querella contra Pinochet

En 1997 fue candidata a senadora por la circunscripción senatorial Poniente de Santiago, obteniendo una votación que la ubica en el octavo lugar en el ámbito nacional. Sin embargo, no sale electa resultado del antidemocrático sistema binominal imperante en esos años, que apuntaba a evitar que las fuerzas de izquierda tuvieran representación parlamentaria.

El 12 de enero de 1998 presentó -junto al abogado de derechos humanos Eduardo Contreras- la primera querella criminal contra Augusto Pinochet, por la desaparición de su marido Jorge Muñoz. En ese marco, el ministro en Visita, juez Juan Guzmán, dictó nueve procesamientos por el caso de Calle Conferencia. Ese mismo año Gladys testificó ante el juez Baltazar Garzón, que en España llevaba el juicio contra Pinochet, por el cual el dictador fue detenido en Londres.

“Sin esta querella Pinochet habría muerto como senador vitalicio, sin esta primera querella no conoceríamos la verdad que conocemos y sin esta primera querella en Chile, Pinochet jamás hubiera sido desaforado y procesado y ante la evidencia de todo el mundo de que fue lo que fue, un ladrón y asesino (…) y en el centro de todo este movimiento, sin duda, está la figura de Gladys Marín”, señaló Eduardo Contreras[5].

En junio de 1998 es proclamada candidata a la Presidencia de la República, siendo la primera mujer en postularse a ese cargo y en 2002, duranteel XXII Congreso del Partido Comunista, Gladys fue electa presidenta del PC, investidura que tampoco había sido ocupada antes por una mujer.

En septiembre de 2003 le fue diagnosticada la presencia de un tumor cerebral. En octubre viajó a Suecia para ser intervenida quirúrgicamente. Ahí se le informó que su tumor correspondía a un gliobastoma multiforme, por lo que volvería a crecer en la misma zona. Gladys se dirigió luego a La Habana, Cuba, para iniciar un proceso de rehabilitación.

Reconocimiento

El 12 de marzo de 2004 fue condecorada por Fidel Castro con la Orden José Martí, la más alta distinción que concede el Estado cubano a personalidades extranjeras destacadas.

El 14 de marzo de 2004 regresó a Chile y el 27 del mismo mes fue recibida en un gran acto en la ex Estación Mapocho de Santiago, donde el comandante nicaragüense Daniel Ortega le entregó la Orden Augusto César Sandino en nombre del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

El 5 de septiembre de 2004 la Juventud Comunista de Chile la condecoró con la Medalla de Honor “Ricardo Fonseca”. Ese mes debe volver a Cuba para ser operada nuevamente, retornando definitivamente a Chile en diciembre de 2004.

El 8 de enero de 2005 el Comité Central del PC le entregó la Medalla “Luis Emilio Recabarren” en el acto de homenaje que se le realizó en la Fiesta de los Abrazos.

Además, un grupo numeroso de organizaciones sociales propuso a Gladys Marín como una de las cuatro chilenas integrantes del Grupo de Mil Mujeres del Mundo que postularon al Premio Nobel de la Paz 2005.

Durante sus últimos días, Gladys permanece en su residencia de La Florida, acompañada de su familia, amigos y dirigentes del Partido Comunista.

Tras su partida, la avenida Pajaritos -que une las comunas de Estación Central y Maipú- lleva el nombre de Gladys Marín Millie desde el 10 de septiembre de 2005.

El recuerdo y la figura de esta mujer valiente y combativa que luchó por el derecho de todos a vivir en paz y con dignidad, trasciende al Partido Comunista y sigue sembrando conciencia entre aquellas y aquellos que hacen suya la consigna “Lucha como Gladys…mil veces venceremos”.

Fuente: El Siglo

 

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