El problema son los temas abordados, generalmente -por ejemplo- la nota policial de la noche anterior: portonazos, turbazos, encerronas, además de balaceras, homicidios y ajustes de cuentas. Tras la exposición de estos hechos como una serie televisiva, un “selecto” grupo de panelistas se dedica a atacar y desprestigiar al gobierno y su política de seguridad, con Jaime Bellolio, Karla Rubilar, Mario Desbordes y otros, junto a alcaldes de derecha o expersoneros del gobierno de Piñera.
Es probable que las mediciones de teleaudiencia sean correctas y responsables para determinar que -por ejemplo- en materia de matinales, Canal 13 (“Tu día”) habría recuperado el primer lugar, seguido del Mega (“Mucho Gusto”); más atrás CHV (“Contigo en la mañana”) y por último TVN (“Buenos días a todos”).
No se trata sólo de la simpatía o de la popularidad de las parejas de animadores: Priscila Vargas con José Luis Reppening; Karen Doggenweiler con José Antonio Neme; Monserrat Álvarez con Julio César Rodríguez o María Luisa Godoy con Eduardo Fuentes, porque cada uno de ellos tiene su público, su fanaticada y seguidores.
El problema son los temas abordados, generalmente -por ejemplo- la nota policial de la noche anterior: portonazos, turbazos, encerronas, además de balaceras, homicidios y ajustes de cuentas. Tras la exposición de estos hechos como una serie televisiva, un “selecto” grupo de panelistas se dedica a atacar y desprestigiar al gobierno y su política de seguridad, con Jaime Bellolio, Karla Rubilar, Mario Desbordes y otros, junto a alcaldes de derecha o expersoneros del gobierno de Piñera.
Cuando se enfrentan temas como el plebiscito constitucional, los representantes republicanos, “amarillos” y “demócratas” superan con creces en su presencialidad a dirigentes del oficialismo y menos aún a comunistas o del Frente Amplio que brillan por su ausencia.
Hemos insistido en la absoluta parcialidad de Mónica Rincón, Tomás Moscciati, Matías del Río y otros voceros de la opción “A Favor” en claro detrimento de la alternativa “En Contra”, que es presentada a menudo a regañadientes por animadores y conductores de espacios de debate político.
Ni hablar de los noticiarios, verdaderas “cadenas nacionales” de informaciones negativas sobre la seguridad, la delincuencia, el narcotráfico y el crimen organizado brindando verdaderos cursos de capacitación en delitos de diversa connotación y gravedad con “escuelas del delito” desde las cárceles y desde los canales de televisión.
Aparte de ello, los reality shows se tomaron los horarios prime, sobre todo “Tierra Brava” en Canal 13 que superó en audiencia y extensión al extinto “Gran Hermano”, pese a que en este último se consagraron personalidades como Conny Capelli y “La Pincoya” que darán que hablar en el futuro próximo. La primera reveló su tendencia progresista y su voto “En Contra”. Además, ofreció compartir su premio con Jennifer Garbarino quien resultó segunda, y como ella no quiso aceptarlo su amiga dedicará parte de los fondos a un instituto de rehabilitación ante adicciones, mientras las hiperventiladas figuras de Pamela Díaz, la “Botota”, Miguelito, Arturo Longton y Eva Gómez no consiguen mayor empatía ni atractivo.
La oposición al Gobierno rasgó vestiduras porque el Presidente Gabriel Boric se dirigió al país tras la aprobación en el Senado del presupuesto de la nación para el año 2024 en circunstancias que -sin su intervención- la derecha habría hecho pasto de los contenidos y sumas aprobadas contra la voluntad de las grandes empresas y partidos reaccionarios.
Ni siquiera los segmentos presuntamente dedicados a temas económicos logran algún grado de objetividad y los canales buscan a los especialistas que se oponen al aumento de impuestos, a los que defienden a las Isapres y AFP para comentar las propuestas gubernamentales sistemáticamente torpedeadas por los principales auspiciadores de la publicidad en televisión.
Un sector importante de la teleaudiencia ha abandonado ya los canales de televisión abierta y se informa gracias a CNN Chile, DNews y otras plataformas de copago y cable. Así las cosas, será cada vez menos comprobable el rating, la popularidad o nivel de aceptación que tengan las emisoras hoy tradicionales ante la avalancha de noticias por redes sociales que, lamentablemente, son engañosas, mentiras (fake news) y campañas con el uso de inteligencia artificial para falsear la realidad.
La vieja consigna de “¡Apaga la tele!” vuelve a recuperar validez y espacio.